Redes sociales: La era de la conversación y de los gritos

Escrito el 29/12/2019
Martín Porcilio


Si hoy Facebook fuera un país sería el más poblado del mundo, por encima de China e India, con más de 2400 millones de ciberhabitantes. Pero la historia de las redes sociales comenzó hace un poco más de 20 años, al final de los años 90s, con la aparición de Six Degrees, un espacio online que le permitía a los usuarios subir un perfil y hacerse “amigos” con otros usuarios. También en 1999, el concepto de blog comenzó a popularizarse: cualquier usuario podía tener una bitácora digital donde expresarse. Se gestó así una interacción periódica, a veces diaria, entre desconocidos productores de contenidos y seguidores de temas o personas, que es hoy la esencia de estos medios sociales digitales: nació una compleja conversación global online.

El nacimiento de Facebook
Un Mark Zuckerberg de 20 años creó Facebook desde su dormitorio en Harvard. Jamás imaginó en ese entonces que transformaría la forma de conectarse de la humanidad.
Después de los blogs, que en 2019 se han reciclado al formato de newsletters, las redes sociales comenzaron a explotar en popularidad. Sitios como MySpace y LinkedIn sentaron las bases a principios de la década de 2000, y la creación de Flickr nos dio el primer ¨álbum digital¨ para nuestras fotos, para subirlas, compartirlas y para mirar (espiar) las de los demás. La imagen y el video comenzaron a ser el lenguaje preponderante para la comunicación online y su auge encontró una casa en YouTube en 2005. Entrar y tipear cualquier palabra y que aparezca un video proveniente de los puntos más distintos del planeta: las fronteras se estaban borrando.

Mientras tanto el número de usuarios trepaba de cero a millones en pocos años en cada red que aparecía. Bien lo saben Facebook y Twitter, dos de las principales redes generalistas que desde 2006 buscan mantener vigencia y forman parte de la vida diaria de más de un tercio de la humanidad. Detrás de ellas muchas propuestas de “nicho” comenzaron a armar comunidades online como Tumblr, Spotify (para música), Foursquare (geolocalización), Reddit (por intereses) o Pinterest e Instagram (imágenes y estética) y TikTok (videos cortos y creativos) entre otras. En el plano local Taringa se hizo un lugar en la historia de los social media globales.

El 2018 el tema de la privacidad de la información de los usuarios saltó a las conversaciones de todos. Fue por el caso conocido como el escándalo de Cambridge Analytica, empresa asociada a Facebook que empleó información de 50 millones de usuarios de la red social, sin permiso. Hoy Mark Zuckerberg es el dueño de WhatsApp, Instagram y Facebook, y distintos sectores políticos buscan restringir el gran poder que están ganando las compañías tecnológicas.

Presidentes tuiteros, filtraciones de secretos de Estado, manipulación de campañas electorales; la irrupción de las redes sociales ha modificado la forma de hacer política.
En este final de los primeros 20 años de las redes sociales, el foco global está en iniciativas para entender, medir y regular la incidencia que tienen estas en nuestra salud y costumbres. Un cuerpo creciente de investigaciones advierte sobre la necesidad de generar un entorno más sano e intencional en esa conectividad e interacción. Lo que se busca es “una tecnología más humana” con foco en el bienestar digital de las personas. “Las redes sociales han creado un Frankenstein digital al aprovecharse de las debilidades humanas [miedo, indignación, vanidad] y la tecnología ha degradado nuestro bienestar”, acusa Tristan Harris un ex Google convertido en evangelizador del concepto de economía extractiva de atención y de cómo gobiernos, empresas y usuarios debemos modificarla para que el uso sea más sano. Dentro de los problemas más nombrados en torno al uso de algunas redes sociales aparece la ansiedad, el cyberbulling, las expectativas no realistas por no poder tener la vida que se ve en las redes, una imagen negativa corporal y patrones de sueño poco saludables, entre otras. Otra cara más amable es que son terreno fértil para la aparición de nuevos empleos, en una era en la que las personas y las empresas necesitan y buscan una presencia digital que les permita expresar y construir su identidad.

Aunque los usos varían por regiones (China tiene todo un ecosistema propio y bastante cerrado de redes sociales), edades e intereses, la conversación digital sigue creciendo. Solo se podría especular sobre cómo serán los próximos 20 años de las redes sociales, pero parece claro que esa conversación digital, ya sea errática, profunda, falsa, solidaria, contundente, vital, agresiva, simple o como sea, no cesará.

Mientras tanto una masacre en Nueva Zelanda es transmitida en vivo por Twitch. El minuto a minuto de un avión caído del equipo Chapecoense, por Twitter. Un presidente retuitea un video falso, que a su vez es retuiteado por 9 millones de personas en pocas horas. Lady Gaga le muestra su fractura de mano a sus 38 millones de seguidores en sus stories de Instagram. Una joven comparte sus últimos días de vida desde un hospital con humor y sarcasmo en Twitter. Una final de fútbol transmitida en vivo por Facebook compite con las cadenas tradicionales. El hashtag #evasionmasiva adelanta cuatro días al estallido chileno. Un padre de viaje de trabajo en China ve el nacimiento de su bebé en Mendoza, en vivo, por videocall de Whatsapp.

Fuente: LA NACIÓN